Un humedal es un ecosistema que podría ser comparado con una esponja. Posee aguas subterráneas, a muy poca profundidad, que brotan o ascienden a la superficie en períodos determinados, formando lagunas y pantanos hasta donde llegan a vivir cientos de especies, ya sean aves u otros animalitos. Varían en el tiempo y en el espacio.
Todos los humedales comparten una característica muy importante: el agua, que juega un rol fundamental en el ecosistema, ya que es el elemento que determina la estructura y las funciones ecológicas del humedal.
Esto hace que posea efectos muy importantes sobre la diversidad biológica que habita en los humedales, ya que ésta debe aprender a adaptarse para sobrevivir a cambios que pueden llegar a ser muy extremos, por ejemplo, ciclos hidrológicos de gran amplitud con períodos de gran sequía y otros de grandes inundaciones.
Generalmente los humedales amparan una importante diversidad biológica y en muchos casos constituyen "albergues" para aquellas especies seriamente amenazadas.
Además, y gracias a su alta productividad, pueden albergar poblaciones muy, muy, numerosas... ¡son un verdadero refugio!.
A esto hay que sumarle que los humanos se benefician de estos ecosistemas hasta el punto de depender de ellos para sobrevivir, pues son fuentes de alimentos, de agua, sirven como vías de comunicación y protegen contra las inundaciones.
Y hay más, ya que según un reciente estudio, el ecosistema presta servicios ecológicos valorados en unos 33 billones de dólares cada año, de los cuales ¡4,9 billones corresponden a los humedales!.
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