Una tradicional alternativa energética al uso de los combustibles fósiles comenzó a modernizarse en algunas ciudades del sur de Chile, con la puesta en marcha del Sistema Nacional de Certificación de Leña (SNCL), iniciativa que pretende promover la conservación y la gestión sostenible de los bosques nativos utilizados para producción de leña.
El informe sobre cambio climático recientemente publicado en París, por una convención de científicos, dejó en evidencia el efecto que ha tenido el uso intensivo de combustibles fósiles sobre la atmósfera y la concentración de gases de efecto invernadero, con las amenazas que ello conlleva para la humanidad.
Es por ello que el Sistema Nacional de Certificación de Leña, respaldado por instituciones gubernamentales como Conaf, Conama, Servicio de Impuestos Internos, Sernac, municipalidad y que ya funciona al alero de organizaciones de la sociedad civil en Valdivia y Temuco y que próximamente estará operativo en Chillán y Coyhaique, y en el mediano plazo a Osorno, Puerto Montt y Castro, aparece como una oportunidad de desarrollo de esta fuente de energía a nivel local y nacional y permite enfrentar y combatir el cambio climático y los problemas asociados al uso de la leña.
Así lo afirmó el vicepresidente de la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo (AIFBN), René Reyes, quien dirige el proyecto denominado “Leña, Energía Renovable para la Conservación de los Bosques Nativos del Sur de Chile”, el cual es financiado por la Unión Europea y que pretende avanzar hacia el uso eficiente y sustentable de una fuente de energía que podría permitir a nuestro país tener un mayor grado de independencia de los combustibles fósiles e ir aportando a la disminución del efecto invernadero y al cambio climático.
“Una fuente de energía renovable que se está posicionando y que se ha estado usando históricamente es la biomasa, que es toda la materia viva que puede ser combustible y a partir de la cual se puede generar energía. En otras palabras, es el uso sustentable de los bosques y la leña”, aseguró.
En Chile, según Reyes, históricamente el uso de la leña ha generado degradación y destrucción del bosque nativo, afectando la biodiversidad.
A su juicio, el desafío que enfrenta nuestro país, es lograr que se cumpla con la legislación vigente y que se haga un buen manejo de los bosques, que es uno de los objetivos de la certificación de leña.
“Hay que pensar que las ciudades del sur están inmersas en un problema serio de contaminación del aire producto de la quema de leña húmeda, entonces son varios objetivos ambientales que se pueden ir solucionando o promoviendo a través del uso sustentable y eficiente de la leña como fuente de energía”, asegura.
PROBLEMAS ASOCIADOS AL USO TRADICIONAL DE LA LEÑA
Un problema es la informalidad de este mercado, que llega al 90 % de las transacciones que evaden impuestos, no respetan la normativa forestal, que regula el uso de los bosques nativos, lo cual está generando problemas ambientales graves, tanto en los bosques como en las ciudades. Esta informalidad se caracteriza también por su gran nivel de precariedad: no hay seguros médicos para los operarios, los vehículos rara vez cumplen con las normas de transporte, no se vela por la calidad del producto, se engaña a los consumidores, entre otros.
Otro problema es la pérdida del bosque nativo. En Chile existen 13 millones de hectáreas, de los cuales aproximadamente 4 millones son renovales utilizables. La calidad maderera de los bosques es muy baja, dado su mal uso y el ramoneo constante del ganado. Por este motivo las intervenciones silvícolas realizadas producen una gran cantidad de leña.
Gran parte de estos bosques están en manos de miles de medianos y pequeños propietarios que requieren de un mercado para sus productos. Sin embargo, estudios demuestran que sólo un 3% de los bosques nativos que se intervienen anualmente se manejan con criterios silviculturales apropiados, el resto se degrada o simplemente se destruye.
Paralelamente, según estadísticas oficiales del INFOR, un 93% de la madera extraída del bosque nativo se utiliza como leña. Es decir, por un lado existe un gran potencial productivo y necesidades socioeconómicas, pero por otro la leña sigue siendo sinónimo de degradación ambiental. El otro gran problema de las ciudades del sur es la contaminación atmosférica, la cual proviene del uso ineficiente de la leña.
Según registros de la Conama y el Cenma, en Temuco, el 87% de las partículas tienen ese origen. Este problema tiene tres aristas fundamentales: humedad de la leña, equipos de combustión, y costumbres de los usuarios.
Fuente: Comunicaciones Consejo de Certificación de Leña Valdivia
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