
Ya llegaron los días de final de verano, cuando tenemos que mirar un cielo totalmente opacado por los humos y respirar un aire totalmente contaminado.
Son los días de QUEMAS AGRÍCOLAS, durante los cuales los agricultores queman los rastrojos en sus campos, una práctica habitual pero que debería ya estar prohibida dados sus perniciosos efectos medioambientales, así como las consecuencias negativas para la productividad a largo plazo de las tierras, incidiendo desfavorablemente para los propios agricultores.
Incidencias sobre la fauna y suelo (microfauna)
Al quemar el rastrojo se eliminan también gran cantidad de nidos, pollos, volantones o crias de numerosos animales que no pueden huir de las llamas tales como avutardas, sisones, alcaravanes, patos reales, perdices, codornices, calandrias, terreras, cogujadas, buitrones, lebratos, gazapos , musarañas, culebras, lagartos, lagartijas, etc...
También son eliminados los pequeños animales que viven sobre y dentro del suelo (escarabajos, hormigas, gusanos, moluscos, protozoos), que enriquecen el mismo con sus excrementos y con sus propios restos. Además, los animales excavadores mezclan esos restos orgánicos con la arena al removerla (se sabe que una lombriz remueve cerca de 20 Tm./año de tierra), de modo que al mezclarse arena y restos orgánicos se origina un complejo coloidal, éste reduce la porosidad y aumenta la cantidad de agua retenida en suelos arenosos al reunir los granos de arena, y en los suelos arcillosos, descompacta el terreno, formando poros y aumentando el drenaje. Este coloide se va cargando de sales, las cuales, al ser liberadas gradualmente, son aprovechadas por la planta durante todo el año.
Caundo se quema la paja se consigue aportar a la tierra una pequeña cantidad de potasio, pero se pierde la capa superior del suelo con lo que desaparece el coloide y con él la capacidad hídrica conseguida, favoreciendo la desertización.
Junto con el humo escapa el nitrógeno (algo vital para las plantas) retenido por las raíces de muchas plantas, el elaborado por las bacterias que viven en el humus y el obtenido por las micorrizas. Se calcula que la quema de media hectárea de rastrojo hace desaparecer 100 kg. de nitrógeno, que luego deberán ser añadidos de modo artificial para que crezca una nueva cosecha.
Además calcinamos el suelo, destruyendo toda una flora u fauna invisible a nuestros ojos y que es la encargada de que el suelo sea fértil, ya que estos microorganimos intervienen directamente en los procesos de descomposición de la materia orgánica.
Del mismo modo arrebatamos a la tierra una considerable cantidad de materia orgánica que de otra forma serviría al descomponerse como abono para el campo.
La quema de rastrojos supone:
La aniquilación de la fauna por el propio fuego, o por la eliminación de nutrientes y pequeños animales con los que ésta se alimenta.
La reducción de capacidad de retención del agua, puesto que la paja mezclada con la tierra aumenta estas propiedades del suelo.
La destrucción de un recurso (la paja) que es utilizable por el ganado, o en otras actividades agrícolas e industriales.
El uso masivo de fertilizantes artificiales que merman sensiblemente la rentabilidad de las cosechas, perjudican el propio suelo y contaminen las aguas subterráneas.
El humo de las quemas contamina la atmósfera, agravando el efecto invernadero y aumenta el agujero de ozono.
El frecuente incendio de arroyos, lindes, bosquetes y bosques que proporcionan sombra, sirven de refugio a la fauna y a un gran número de plantas comestibles o medicinales.
Degrada el paisaje.
El aumento de la erosión y la desertización.
Abstenerse de quemar supone:
Un aumento de la Biodiversidad permitiendo que la fauna amenazada y cinegética se recupere.
El reciclaje de la paja como abono natural para la tierra, alimento para el ganado o recurso para la industria.
Cobijo y alimento para la mayoría de especies de los cultivos cerealistas, especialmente a las cinegéticas (perdiz, codorniz, liebre, conejo ...).
La reducción de las cantidades de agrotóxicos que se vierten cada año al campo, y posteriormente van a parar a las aguas subterraneas.
La eliminación de buena parte de los incendios forestales que se dan en zonas agrícolas rodeadas de bosques.
Recuperar con el tiempo la sombra que históricamente han proporcionado los árboles o arbustos de los arroyos, caminos, lindes o sotos, al evitar su quema año tras año.
Si el rastrojo se entierra, se consigue un aporte de humos muy importante:- Rastrojo y raiz de trigo: 400-600 Kg. Ha/año de humus.
- Rastrojo y raiz de cebada: 300/400 Kg...
- Rastrojo y raiz de maiz: 700-900 Kg...
Para eliminar la paja, la quema del rastrojo es el método más rápido, pero también el más IRRACIONAL. Solo se debería quemar por razones fitosanitarias (plagas y enfermedades).